Claves de una buena ALIMENTACIÓN OTOÑAL

Para entrar fuertes al invierno y así sobrevivir hasta la primavera, las colmenas deben tener una buena alimentación durante el otoño, ya que quedan debilitadas después de la zafra de verano...



Para entrar fuertes al invierno y así sobrevivir hasta la primavera, las colmenas deben tener una buena alimentación durante el otoño, ya que quedan debilitadas después de la zafra de verano. El alimento azucarado destinado al consumo invernal debe ser suficientemente concentrado, en lo posible no cristalizado y ser altamente asimilable, de manera de reducir la acumulación de desechos en la ampolla rectal. El jarabe de azúcar de caña concentrado (66 por ciento de azúcar), el jarabe de maíz de alta fructosa o un candi son formas de alimentación azucarada apropiadas para el período otoño-invernal, señala un artículo publicado en la página web de apicultura wiki.

No es aconsejable para esta época distribuir jarabes con alto contenido de agua, dado que estimulan el vuelo de las abejas con temperaturas externas que les pueden resultar fatales, e incentivan demasiado tempranamente la postura de la reina. En general, la distribución de jarabe con 8 a 10 kilos de sacarosa por colonia resulta suficiente para llegar en forma apropiada a los inicios de la próxima primavera. Se debe evitar el uso de jarabes de azúcar rubia, de azúcar invertido, mieles fermentadas o mieles oscuras dado que no son bien digeridos por la abeja y provocan la acumulación de sustancias tóxicas en su tracto digestivo cuando ésta no realiza vuelos de evacuación de heces frecuentes.

Una vez finalizada la temporada, se debe suministrar el alimento tan pronto como se constate la insuficiencia de reservas de miel para la invernada (marzo-abril-mayo, generalmente) Se debe recordar que en los otoños templados y en ausencia de ingreso natural de néctar, puede haber un consumo de miel mayor al previsto. Durante el otoño, es preferible alimentar cuando todavía el clima es templado para permitir que las abejas procesen el jarabe y lo transformen en reservas, pero no tan temprano como para incentivar la postura de la reina. No existen diferencias en cuanto a la invernada y posterior desarrollo primaveral de las colonias si se deja abundante miel o si se la cosecha y sustituye en cantidades equivalentes por un sustituto apropiado. Si es posible, suministrar de una sola vez (o dos) todo el jarabe que se considera necesario para la invernada. Si se suministra el jarabe en pequeñas dosis se estimula la postura de la reina.

Normalmente no existe riesgo de una posible contaminación de la miel con sustitutos artificiales usados en otoño dado que el consumo invernal y el posterior desarrollo primaveral de la colonia, a expensas de tales reservas, hacen que para la época de comienzo de la mielada, no existan ya rastros del sustituto utilizado en otoño.

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