Buena temporada para la apicultura

La mortandad de abejas fue baja durante el invierno. Hay buena existencia de crías y las colmenas están bien pobladas.



Con un auspicioso inicio de temporada en el Norte, el Este y el Valle de Uco, aunque algo demorado en el Sur de la provincia, los apicultores mendocinos esperan tener un mejor año, al menos en lo productivo.

Sin mayores problemas sanitarios y con niveles normales de mortandad, el nuevo ciclo está en marcha y el arranque parece prometedor.

Luis Gómez, criador de abejas reina con base de operaciones en el Gran Mendoza, comenta que “la invernada anduvo muy bien, salvo casos puntuales y las colmenas han tenido muy buena sanidad, con un nivel de mortandad, en el Norte y el Este de la provincia que fluctuó -en promedio- entre el 8% y el 10%”.

Gómez, que tiene apiarios en Guaymallén, el Sur de Lavalle y el Este mendocino (en Rivadavia, Santa Rosa y La Paz) agrega que “el despegue que estamos teniendo ahora es de normal a bueno”, refiriéndose al momento en que las reinas empiezan a poner huevos y comienza a formarse (y expandirse) un nido de cría en la colmena.

Esto está marcando el inicio de la temporada, en consonancia con la floración de los primeros frutales y algunos días con temperaturas más elevadas.

Menos adultas
Oscar Salvagiotto, que también produce material vivo y cría reinas, pero en San Rafael, comenta que también en su zona la invernada transcurrió sin problemas, con una mortandad que rondó el 6%, aunque señala que “se han achicado un poco las colmenas, más de lo normal”. Lo atribuye a que tuvieron un otoño muy caluroso, lo que hizo indujo a las abejas a salir a trabajar pero, en ausencia de flores, sufrieron un desgaste que sólo sirvió para acortar su período de vida. “Muchas de las abejas que tenían que pasar el invierno se desgastaran más de lo normal por eso van a ser menos las que lleguen vivas a la primavera”.

Salvagiotto aclara que en su zona no hay vegetación que florezca más entrado el otoño, sino que “lo último que tiene la abeja, es la uva”.

Descarta la posibilidad que ese achicamiento de las colmenas se hubiera debido a la presencia de nocema (que provoca la nocemosis, una enfermedad de los apiarios), “porque hicimos análisis y dieron todos negativos”. Lo atribuye a ese desgaste improductivo inducido por las cálidas jornadas otoñales.

Lo cierto es que “ahora nos encontramos con que han muerto abejas que deberían estar vivas; por eso tenemos colmenas un poco más despobladas que lo normal”.

Esto va a implicar un arranque más lento. Las colmenas ya tienen bastante cría pero faltan abejas adultas.

En el Valle de Uco
Oscar Vicente, por su parte, comenta “el año se presenta muy favorable”. El apicultor de Tunuyán dice que, a diferencia de otros años, “la entrada al invierno fue muy buena en cuanto a población de las colmenas y reserva de alimento, acumulado desde fines del verano-principios de otoño”.

Vicente, que también cría reinas y produce, en general, material vivo para apicultura, revela que, si bien hubo un 20% de colmenas más débiles, registraron sólo un 4% de mortandad, y que el 80% están en buena y muy buena condición.

Aclara, no obstante, que “hubo que alimentar artificialmente a las abejas con jarabe de azúcar en dos oportunidades: una en abril y otra en julio porque, a pesar de las buenas reservas que disponían, el consumo de alimento se correspondió con la densidad de población de las colmenas”.

Apunta que en el Valle de Uco, en general, en marzo están cerrando la temporada; y en los primeros días de abril las colmenas ya están todas tratadas con los antiparasitarios. “Por eso tenemos ahora muy buen arranque, con muy buena cría y también con muy buena población” (de adultas). A ello se suma que “estas lluvias que hubo últimamente en el Valle de Uco han traído un aporte extra de humedad que va a favorecer el despegue de especies vegetales cuyas flores proveen de néctar a las abejas, por todo lo cual reconoce que estamos muy entusiasmados en el inicio de la nueva temporada”.

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